De duelos y aniversarios


Van a ser tres años y Colombia ya ha olvidado las lágrimas que aún no se han derramado. Tres años de duelo, tres años de cambios, tres años de ausencia. Se empieza a acercar la fecha del aniversario y mi cuerpo lo sabe, mi psique lo sabe. Lloro con más facilidad, los sueños se tornan densos y los flashbacks se convierten en pensamientos intrusivos: mi hermano en el piso, los gritos, la funeraria, los ataúdes, la fiscalía, etc. Es precisamente por esto que en estos tres años he buscado una carrera cerca de la fecha, porque considero que es la mejor forma de honrarlos, haciendo algo por lo que se sentirían orgullosos, haciendo algo que me hace bien y me permite mantenerme centrada en continuar con un proceso de duelo sano.

Es normal que esto suceda en los aniversarios o fechas importantes, como cumpleaños y festividades. Muchos sienten (y hay estudios que lo confirman) que retroceden al lugar de partida, que todo el proceso de duelo se ha caído porque el dolor se vuelve a sentir de manera intensa, el nihilismo aparece nuevamente y el sufrimiento se alimenta de ese sin sentido. Sin embargo, no se ha retrocedido, es completamente normal pues como lo he mencionado varias veces el duelo tiene forma de espiral, volvemos al mismo punto pero desde otro lugar porque para bien o mal hemos cambiado.

Es precisamente por la vulnerabilidad de estas fechas que considero importante pensar en cosas para hacer. Cuando llega la fecha en que se cumple un año más de la muerte de un ser querido se puede pensar en las siguientes alternativas:

  1. Hacer algo en honor a ellos, como planear una reforestación, hacer algún tipo de voluntariado, una campaña anticorrupción, o, como yo, participar de una carrera. Hay múltiples opciones, depende de cada uno.
  2. Hacer algo que a ellos les hubiera gustado, ir a comer al restaurante favorito, ver su película favorita, leer el libro que más leyeron, etc.
  3. Escribirles una carta de lo que han hecho este año, de las cosas buenas y de las malas, de los momentos en los que los extrañaron.
  4. Recordarlos al ver fotos y videos, agradeciendo que pudieron crear y compartir momentos con ellos. Acá se puede hacer uso de la red de apoyo con la que cuente cada uno y tener el espacio para poder hablar y contar de esos recuerdos.

Habrá muchas otras cosas por hacer, estás son las que se me vienen a la mente, las que me han servido. Es valido llorar, es válido, sentir tristeza, rabia, culpa, desasosiego, en la medida en que estas emociones están bajo el fundamento de la aceptación. Un proceso de duelo es sano cuando aceptamos la muerte, cuando aceptamos que la vida ha de seguir si ellos aunque nos rompa el corazón.

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