Se acabó el 2020



Se acabó el 2020. ¿En qué momento empezó? Cuando empezó ya se ha terminado y acá estamos básicamente en las mismas pero en circunstancias diferentes. Sí, sé que no dije nada en esa frase porque no tiene sentido, todo es para decir que cada vez entiendo más eso que dicen los espirituales de que el tiempo no existe. Nuestro crecimiento personal es atemporal, hay hechos (otros dirán milagros) que nos ahorran años de trabajo en un instante. 

Cuando el tiempo colapsa se producen cambios a niveles inconcebibles. No, no me he fumando ningún porro, simplemente le estoy dando la oportunidad a creer en algo más allá de mi mera existencia, crear sentido, tener un propósito mayor. Llevo dos años buscando muy dentro de mí, quién soy, pero sobretodo quién quiero ser. Ha sido muy jodido porque nunca he sido una persona fácil. 



Nuestra personalidad emerge de la combinación de genética y experiencias de vida que forjan nuestra identidad y, por lo tanto, nuestro ego. Es en esta medida que desarrollamos estrategias de afrontamiento para enfrentar los problemas de la vida, que son muchos y en ocasiones trágicos. La situaciones límite de nuestras vidas nos hacen cuestionarnos nuestra propia identidad, nuestros valores porque las estrategias de afrontamiento que teníamos son insuficientes, nos superan. Por eso dicen que de las crisis salen las oportunidades porque una crisis refleja que los valores bajo los que vives no están en sincronía con tu vida. 


La terapia me ha servido para reestablecer patrones de pensamientos automáticos, las creencias intermedias, pero sobretodo poder reevaluar las creencias centrales bajo las que regía mi vida (por algo se llama reestructuración cognitiva). Puede que me tome el resto de mi vida seguir reestableciendo mis valores, seguir creándome, pero como ya dije al fin y al cabo el crecimiento personal es atemporal. Cuando mi hermano se murió, lo segundo que pensé es si no me fragmento, no voy a sobrevivir, pedía a gritos internos una psicosis, drama queen. Sabía que no tenía las estrategias de afrontamiento adecuadas para tal situación, menos mal la psique tiene sus propios mecanismos de defensa y entré en negación, piloto automático. 


Noviembre fue un asco, volví a tener crisis de ansiedad, autosabotaje, desesperación, etc. Noviembre me recordó que no puedo perderme en la imagen que proyecto a los demás, en las expectativas laborales, en la competencia de egos. No puedo perderme a mi misma porque uno sólo se tiene a uno mismo, el universo está dentro de mí pero me necesito a mi para sincronizar con él. La vida es sufrimiento, la vida es una obra de teatro y si no tomamos responsabilidad de nuestra propia vida será una vida de otros, seremos un personaje secundario. La vida es sufrimiento y este noviembre lo recordé, recordé la vulnerabilidad como característica connatural al ser humano. El año se acabó y aún no tengo muy claro quién soy pero estoy tomando responsabilidad y construyendo una vida con sentido (o al menos eso intento).


Comentarios

Entradas populares

Primera etapa: la negación

Nació

Esperanza